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TRASTORNO DEL DESEO SEXUAL

diciembre 31, 2019
TRASTORNO DEL DESEO SEXUAL

El trastorno del deseo sexual (trastorno de deseo/ interés sexual) se caracteriza por la falta de interés en la actividad sexual y de pensamientos sexuales.

La depresión, la ansiedad, el estrés, los problemas de relación, las experiencias pasadas, los medicamentos y, con menos frecuencia, los cambios hormonales, pueden reducir el deseo sexual.

Mejorar la relación y el ambiente para la actividad sexual e identificar lo que estimula puede resultar beneficioso.

Pero, no hay que olvidar que muchas veces diversos fármacos tienen como efecto secundario la baja de los niveles del deseo sexual e incluso a veces llegan a anular por completo cualquier tipo de deseo o excitación sexual.

Por eso es importante que cuando se recurra al especialista se comente que tipo de medicación se toma y hace cuanto, para que este pueda decidir si cambia la dosis, tipo de medicamento o marca de este, y así, con el tiempo que el deseo sexual vaya incrementando.

La reducción temporal del interés sexual es frecuente, a menudo causada por trastornos pasajeros, como el cansancio.

Por el contrario, el trastorno del deseo sexual provoca que los pensamientos sexuales, las fantasías y el deseo de actividad sexual disminuyan durante un largo periodo de tiempo, y más de lo que debería esperarse según la edad y la duración de la relación sexual.

El deseo sexual bajo se considera un trastorno solo si angustia a la mujer y si el deseo está ausente durante toda la experiencia sexual.

Se recomiendan las psicoterapias, especialmente la terapia cognitiva basada en la conciencia plena.

Diagnostico general y posible tratamiento del trastorno del deseo sexual

El diagnóstico se establece según los antecedentes y la descripción que hace la mujer de la alteración. Se realiza una exploración ginecológica si la penetración durante la actividad sexual provoca dolor.

Si la causa es el dolor provocado por la vaginitis atrófica, la administración de estrógenos puede ser beneficiosa. Si se desarrolla vaginitis atrófica después de la menopausia, se recomienda tomar estrógenos por vía oral o aplicar un parche o gel con estrógenos en un brazo o una pierna.

Estas presentaciones de estrógenos afectan a todo el cuerpo y, por lo tanto, ayudan a mejorar el estado de ánimo, disminuir los sofocos y los problemas de sueño, así como a mantener la vagina sana y una lubricación adecuada para el coito.

Todos estos efectos hacen que aumenten las probabilidades de interesarse por el sexo.

Sin embargo, por lo general se recomienda que las mujeres posmenopáusicas utilicen presentaciones de estrógenos que afecten principalmente a la vagina.

Por ejemplo, pueden introducirse estrógenos en la vagina en forma de crema (con un aplicador de plástico), en forma de comprimidos o en un anillo (similar a un diafragma).

Estas presentaciones de estrógenos pueden mantener la vagina sana, pero no ayudan con el estado de ánimo, los sofocos ni los problemas de sueño. Si las mujeres que tienen útero (que no se han sometido a una histerectomía) toman estrógenos por vía oral o en un parche o gel, se les administra también un progestágeno (una forma sintética de la hormona progesterona) porque tomar estrógenos solos aumenta el riesgo de cáncer de endometrio.

Se desconocen los beneficios de la testosterona (tomada por vía oral o en parche). La testosterona puede tener efectos secundarios y se desconoce su seguridad a largo plazo.

Por lo tanto, no se recomienda este tratamiento cuando se tiene un trastorno del deseo sexual. Sin embargo, a veces se prescribe testosterona junto con la terapia de estrógenos si el resto de las medidas son ineficaces. Las mujeres que toman testosterona deben acudir periódicamente a la consulta médica.

Deseo sexual hipoactivo

El deseo sexual hipoactivo es un estado reiterado y persistente de falta de deseo y de fantasías sexuales o de interés por realizar cualquier actividad sexual, en el que la persona que lo padece evita cualquier tipo de contacto sexual.

Supone en muchos afectados una gran preocupación por no poder encontrar, en la mayoría de los casos, una explicación válida a la causa de esa falta de deseo. Esto supone también un gran conflicto personal y de pareja.

Causas

Son muchas las causas que pueden dar lugar a este estado o trastorno de deseo sexual. Puede deberse a motivos psicológicos, fisiológicos o incluso ambientales. A continuación, detallaremos algunas de ellas:

– problemas en la relación de pareja: Sexuales, de comunicación, etc.
– la calidad de las relaciones sexuales y las habilidades en las mismas.
– problemas psicológicos como la depresión, la ansiedad, duelos, etc.
– problemas de autoestima o de satisfacción corporal.
– estrés, ansiedad, situaciones problemáticas y preocupaciones.
– determinados fármacos que disminuyen la libido.
– desajustes hormonales.
– problemas de alcohol o drogas.
– educación restrictiva en la infancia sobre las relaciones sexuales.
– problemas en el trabajo como posibles despido o situaciones de estrés en los mismos.
– etapas del propio desarrollo, como puede ser la menopausia.

Evaluación y tratamiento del deseo sexual hipoactivo

Dado la diversidad de causas que pueden originar deseo sexual hipoactivo y debido a que el origen de este es de distinta índole, para abordar el tratamiento adecuado será necesario llevar a cabo una buena evaluación que descubra cuál es su causa real, pues éste será diferente según el padecimiento sea por un motivo físico como pudiera ser hormonal, psicológico, si el paciente tiene depresión, ambiental, si se trata de un momento estresante para el mismo, etc.

Si la causa quedara justificada por algún motivo psicológico, el abordaje desde la terapia cognitivo conductual está dando grandes resultados.

Debemos saber que la respuesta sexual está dividida en cuatro fases: Deseo, excitación, orgasmo y resolución. El DSH, por tratarse de un bajo apetito sexual, queda enmarcado en la fase 1. Será esta la que se deberá abordar desde la terapia y una vez solucionada, estudiar si existe algún otro problema en las restantes fases.

A modo de conclusión, y como ya se ha especificado anteriormente, el tratamiento a llevar a cabo es diferente en función de la causa. En el caso de que exista algún tipo de trastorno, este deberá ser tratado identificando la manera como le está afectando a la persona en su deseo.

Así mismo, son muchos los casos en los cuales se debe aportar información sexual, trabajar miedos o fobias, así como la ansiedad anticipatoria. El trabajo de la comunicación en la pareja y el déficit de habilidades sexuales, en muchos casos, debe ser entrenado.

Trastorno por aversión al sexo

También conocido bajo el diagnóstico de rechazo sexual persistente, el trastorno por aversión al sexo es considerado como un tipo de disfunción sexual en la cual se experimenta una aversión constante o recurrente a cualquier tipo de contacto sexual.

Las personas que la sufren manifiestan una clara aversión hacia el sexo, lo que los lleva a evitar los contactos sexuales, sobre todo genitales, con otra persona.

Además, el trastorno por aversión al sexo difiere del resto de trastornos sexuales en que este primero genera repulsión, altos niveles de ansiedad y estados de pánico en la persona, la cual los experimenta ante la posibilidad de cualquier tipo de actividad sexual.

Esta sensación de rechazo puede darse tanto ante la idea de llevar a cabo conductas o relaciones sexuales en general, como ante a prácticas sexuales concretas y específicas como el sexo oral o la masturbación.

La incidencia del trastorno por aversión al sexo es mucho más alta en mujeres que en hombres y suele representar entre el 3 y el 4% de los motivos de consulta en relación con las disfunciones sexuales. Por lo que es considerado como una alteración infrecuente de la conducta sexual.

No obstante, en aquellos casos en los que la aversión al sexo resulta ser muy grave, la persona que lo padece puede llegar hasta el punto de no relacionarse con ninguna persona que pueda suponer una potencial pareja sexual o romper una relación sentimental cuando esta da paso al inicio de las relaciones sexuales.

Síntomas del trastorno por aversión al sexo

La sintomatología principal que aparece en el trastorno por aversión al sexo está relacionada con las sensaciones de repulsión y ansiedad. Estos síntomas aparecen debido a una hiperactivación del sistema nervioso central, el cual da lugar a una serie de cambios y alteraciones físicas como las siguientes:

– aumento de la frecuencia cardíaca.
– aumento de la sudoración.
– tensión muscular.
– crisis de angustia.
– desvanecimientos.
– vértigos o sensación de mareo.
– sensación de asfixia o de falta de aire.
– náuseas y/o vómitos.

En cuanto a los síntomas de tipo conductual, la persona puede llevar a cabo diferentes conductas que tienen como objetivo evitar todo tipo de situaciones o personas con las que exista un riesgo de iniciar algún tipo de contacto sexual.

Estas conductas abarcan desde el abandono de la higiene corporal o la implicación excesiva en cualquier otro tipo de actividades que le permitan tener una excusa para no mantener relaciones sexuales.

Diferencias entre el trastorno de aversión y la fobia al sexo

A pesar de que tanto la sintomatología física como la conductual del trastorno por aversión al sexo sea similar a la de una fobia de tipo sexual, existen diferencias significativas en cuanto a los síntomas cognitivos o sentimientos que la persona experimenta en relación al sexo.

La principal característica distintiva es que mientras que en el trastorno de aversión las emociones están relacionadas con la repulsión y el asco, en la fobia la persona experimenta un miedo excesivo, irracional y persistente ante las conductas sexuales.

Es decir, la aversión al sexo está asociada a otro tipo de emociones distintas del miedo y suele estar provocada por aspectos concretos de las relaciones sexuales tales como las secreciones o la penetración o por personas concretas.

Mientras que la fobia sexual consiste en una experimentación de temor extremo hacia el sexo en general.

¿Existe algún tratamiento para el trastorno por aversión al sexo?

Debido a que se trata de una afección psicológica, las intervenciones cognitivo-conductuales, que incluyen técnicas de desensibilización sistemática, han resultado ser de gran eficacia para el tratamiento del trastorno por aversión al sexo.

No obstante, existen otros tratamientos de corte psicodinámico que, aunque requieren de más tiempo, también pueden resultar efectivos.

Gracias a estos tratamientos, las personas que sufren de trastorno por aversión al sexo pueden ver cómo sus síntomas disminuyen e incluso remiten por completo, ofreciéndoles la posibilidad de llevar una vida sexual normal.

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría en inglés, American Psychiatric Association (APA)

 

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- Autora de los textos de psicopatologias.com. - Apasionada por la mente humana y las psicopatologías. - Perito Judicial en Psicología Forense. - Master en Psicologia Forense. - Especializacion en TEA y TDAH.