La necrofilia es la perversión sexual que tiene como objeto un cadáver o alguna de sus partes. Consiste en encontrar satisfacción libidinosa con los cadáveres.
Las personas que presentan necrofilia se excitan ante los cadáveres, las fantasías con éstos o el hecho de poseer objetos de la persona que ya no está, con los que pueden realizar juegos de tipo íntimo. Esta patología lleva al necrófilo a un sentimiento de apatía con quienes los rodean, volcando su vida en este tipo de actos.
Características principales de la necrofilia
– la persona necrófila solo siente perversión e impulso sexual con cadáveres.
– esa perversión puede ser sobre el cadáver en sí o sobre una parte de este (mutilación cadavérica).
– la persona que es necrófila, por lo general no mata a nadie. Su placer sexual deriva de un cuerpo ya muerto. Puede matar como consecuencia de querer tener relaciones sexuales con ese cadáver, pero no porque tenga deseos de asesinar. Lo hace solo para luego poder satisfacer su fantasía o impulso sexual con el cadáver.
– la persona que practica la necrofilia tiene que haberlo hecho o haber sentido ese impulso sexual por 6 meses o más.
Tipos de necrófilos
Según Rosman y Resnick, no todas las personas que padecen la parafilia de la necrofilia satisfacen sus impulsos o fantasías sexuales de la misma manera. Aquí los diferentes tipos según los autores:
a. necrófilos homicidas: las victimas son asesinadas para que los perpetradores puedan satisfacer sus impulsos violentos.
b. necrófilos regular: la atracción sexual y coito con cadáveres es parte de su vida cotidiana. Esto sucede porque la mayoría de los necrófilos regulares no se sienten satisfecho con su vida sexual o libido con personas vivas. También se dice, que algunos les causa pánico el rechazo y, valga la redundancia, un cadáver “no puede prestar consentimiento”.
c. pseudo necrófilos: generalmente tienen relaciones sexuales con cadáveres de pasada, es decir, cuando se presenta el momento. No buscan el momento ni el cadáver, cuando lo encuentran, lo hacen. Solo sucede por casualidad.
Tratamientos posibles para las personas que son necrófilas
Para el tratamiento de la necrofilia pueden usarse distintas técnicas, generalmente de la terapia cognitivo conductual. La psicoterapia (tanto individual como grupal) es el pilar fundamental en el tratamiento de estos pacientes y, además, suele formar parte de un tratamiento multimodal, que puede incluir el entrenamiento de habilidades sociales, la administración de fármacos y el tratamiento hormonal.
La administración de drogas antiandrógenas como la medroxyprogesterone acetate (en Estados Unidos) o cyproterone acetate (en Europa) es el tratamiento de elección para este trastorno.
El tratamiento es a largo plazo, porque los patrones de excitación sexual desviados pueden re-ocurrir al poco tiempo tras la vuelta a la normalidad de los niveles de testosterona.
La administración de Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina (ISRS) como la fluoxetina o la fluvoxamina pueden ser útiles también.
Kenneth Douglas y Carl Tanzler: casos famosos de necrofilia
Algunos pacientes con necrofilia han tenido una vida en común con la persona fallecida y, tras su muerte, desean seguir copulando con ésta. En otros casos, los necrófilos pueden tener relaciones sexuales con varias víctimas, como el caso de Kenneth Douglas, un necrófilo del condado Hamilton en Ohio, (Estados Unidos), que tuvo relaciones sexuales con más de 100 cadáveres de mujeres mientras trabajaba como auxiliar en una morgue de esa región. En este caso, el necrófilo fue capaz de dirigir su vida de manera que pudiera llevar a cabo estos actos, de modo que la censura social no le afectase.
Pero la necrofilia no solo trae consigo consecuencias sociales o personales, sino también legales, pues la profanación de tumbas y la retención de un cuerpo sin vida está penalizada en la mayoría de los países. Por tanto, muchos necrófilos acaban detenidos y teniendo severos problemas con la justicia.
Uno de los casos más famosos de necrofilia es el de Carl Tanzler, un hombre que, asombrosamente, fue capaz de exhumar el cadáver de María Elena Milagro de Hoyos la que consideraba la mujer de su vida, para continuar teniendo relaciones sexuales con ella.
Tanzler consiguió pegar los huesos de su difunta amada con perchas y cables, le puso ojos de cristal en las cuencas de sus ojos, y cambió la carne podrida de ésta por tela de seda tratada con cera y yeso blanco, pues el cuerpo estaba en considerable estado de putrefacción y así podía mantenerlo visible más tiempo.