La zoofilia o bestialismo es un trastorno que supone la existencia de una atracción sexual consistente a lo largo del tiempo hacia otros animales no humanos.
Es una desviación sexual que implica un grado anormal de afecto por los animales. Cuando el sujeto consuma esas fantasías sexuales con los animales no humanos, pasa a llamarse “bestialismo”.
Características principales de las personas con trastorno zoofilico
Algunas de las características de las personas que padecen este trastorno son las siguientes:
– se da solo con animales no humanos.
– los animales preferidos son los perros por las mujeres y perras y ovejas por los hombres.
– que tengan este trastorno no impide que puedan tener una pareja humana o familia. No son excluyentes una de otra.
– este impulso o fantasía sexual debe durar al menos 6 meses o más.
Consecuencias de la práctica zoofilica: enfermedades severas y lesiones.
El mantenimiento de relaciones sexuales con animales puede provocar también la transmisión de enfermedades severas, apareciendo infecciones de transmisión sexual como el linfogranuloma venéreo y otras alteraciones que pueden provocar grandes problemas en la calidad de vida de la persona.
Asimismo, pueden provocarse durante el acto lesiones físicas tanto en persona como en animal, así como alteraciones conductuales posteriores a la cópula.
¿Quiénes suelen ser los sujetos que padecen este trastorno?
Concretamente suelen ser sujetos que se avergüenzan de los actos que cometen, causando sensaciones de ansiedad y malestar (cosa que puede provocar la reincidencia del acto como método para aliviar dicha ansiedad), además de facilitar un deterioro continuado a nivel social e incluso laboral.
Otra característica común en estos sujetos que podría ayudar a explicar el problema, es la presencia de un bajo nivel de habilidades sociales, que provocan un elevado nivel de frustración y que en algunas personas puede provocar la necesidad de desahogar el deseo insatisfecho y el malestar anímico.
Zoofilia: ¿un mismo objeto de deseo?
El nivel de atracción y el ser objeto de deseo puede ser muy variable. Existen personas zoofilicas que presentan una fijación con una especie en concreto y otros que se sienten atraídos por diversas especies.
Hay que tener en cuenta que algunas prácticas zoofílicas son llevadas a cabo de manera sustitutoria ante la imposibilidad de acceder al objeto de deseo verdadero, siendo éste las personas. Sin embargo, el sujeto zoofilico sí tiende a tener mayor preferencia por seres no humanos.
La zoofilia … ¿está penada?
La zoofilia es una práctica penada por ley en múltiples países (incluyendo el nuestro, España), debido al abuso que se comete con el animal en cuestión.
Posibles causas de la conducta zoofilica
Si bien no se conoce su prevalencia exacta (quienes tienen una parafilia no suelen admitirla), este trastorno catalogado como parafilia no especificada, no es frecuente en la población general.
El mecanismo que provoca que un ser humano establezca en seres de otras especies su objeto de deseo sexual no es aún conocido.
Al igual que ocurre con el resto de las parafilias, se ha propuesto que puede deberse a una asociación casual entre excitación sexual y animal.
Esta asociación sería producto del azar o de la sublimación de necesidades afectivo-sexuales, y ante la práctica repetida podría llegar a constituir un trastorno y una fijación en el otro ser, que culminaría identificándolo como objeto de deseo.
¿Dónde suelen darse las practicas zoofilicas?
Las prácticas zoofílicas suelen darse en zonas aisladas y de difícil acceso, generalmente en ámbitos rurales.
En este tipo de ambientes el contacto humano puede llegar a estar muy limitado, mientras que el acceso al ganado y otros animales es relativamente sencillo.
Esta es una de las características comunes entre las personas con zoofilia: la soledad y el aislamiento.
Si a todo ello se le añade la unión emocional que existe entre un animal doméstico o de granja y su dueño o la persona que les cuida, es posible que la persona sienta una conexión especial que puede derivar en un principio de deseo sexual, e incluso humanizar al animal.
Esta teoría se vería apoyada en este caso. Además, muchos individuos con este problema indican que los animales les otorgan un mayor nivel de afecto y lealtad que otras personas.
Al margen de esto, algunas culturas y creencias pueden facilitar la presencia de este trastorno, y en ciertos trastornos mentales pueden llegar a aparecer conductas de este tipo de forma secundaria.
Tratamiento de la zoofilia
El tratamiento de una parafilia como la zoofilia es complejo y está sujeto a debate. Muchos de estos pacientes consideran que con las prácticas zoofílicas no hacen daño a nadie, equiparando su situación a la de otros colectivos históricamente perseguidos, alegando una supuesta incomprensión basada en prejuicios.
Sin embargo, en el caso de la zoofilia los animales en cuestión no tienen la capacidad de dar o negar el consentimiento a la cópula, con lo que en la práctica la zoofilia supone una violación a éstos.
Otro de los motivos por el que el tratamiento resulta complicado es que la mayor parte de sujetos que padecen zoofilia ocultan este hecho, debido a la vergüenza o al miedo al juicio social. El simple hecho de aceptar la terapia supone reconocer que se tiene un problema en ese sentido.
Una de las mejores formas de tratar este problema pasaría por el tratamiento psicológico.
Teniendo en cuenta que las personas con zoofilia son generalmente individuos solitarios con poco contacto social, un tratamiento efectivo se basaría en ayudar al sujeto a aumentar su autoestima y sus habilidades relacionales con humanos, el análisis de sus fantasías y de qué elementos de éstas son apetecibles e inducen a la excitación sexual.
A partir de todo ello sería posible focalizar y reconducir las pulsiones del sujeto.
Se trata de un proceso complejo pero posible mediante el trabajo psicoterapéutico, atendiendo a las secuencias conductuales y cognitivas del individuo y trabajando tanto en potenciar la excitación sexual normativa como en deserotizar el hasta entonces objeto de deseo.